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«¡Hacía falta la Navidad!»

Actualizado: 9 feb 2021

Ha sido un año diferente para todos, a algunos nos ha tocado más de cerca, a otros se les ha hecho mas duro de lo que esperaban, hay familias donde ha sido un gran sufrimiento y muchos aún no se recuperan. Este año, como dijo San Juan Pablo II en la tradicional bendición Urbi et Orbi, pronunciada en la balconada principal de la Basílica de San Pedro, a las doce de la mañana del 25 de diciembre: «¡Hacía falta la Navidad!».


Más que nunca nos hace falta la Navidad con su luz para iluminar la oscuridad reinante en este 2020. Siempre tiene algo mágico, no se si serán las luces o los regalos, quizás las cenas, el papel dorado, los adornos... puede ser por los dulces de esta época, los turrones, el roscón... son muchas cosas ¿verdad? Y en medio de todas estas maravillas debería brillar la auténtica estrella de esta fiesta, que a veces olvidamos por los dramas familiares, los regalos olvidados, las compras, la comida... definitivamente hay mucho ruido alrededor de esta gran fiesta y solo debería escucharse el llanto de un recién nacido que llega al mundo a través de una madre valiente, sostenida por la sombra de San José, otro valiente que sigue adelante y acepta la situación. Todo orquestado por el arcángel Gabriel, enviado por el Señor para anunciar una gran noticia a María, sostener a José, alegrar a los pastores y dirigir a los Reyes Magos.



Lo cierto es que puedes ser el más ateo de todos pero la realidad es que la Navidad celebra este momento, lo pone como centro de la fiesta con todo lo que implica, los Ángeles, los pastores, nuestros esperadísimos ¡Reyes Magos de Oriente...!

En honor a este gran misterio y por petición de mi querida amiga Cristina realice mi propia versión de esta familia tan representada a lo largo de la historia. La sagrada familia de Nazaret y su Misterio.


En este nacimiento todos los personajes están integrados en una sola pieza y no es un detalle al azar o estético, es la máxima expresión de la unión familiar, padre y madre con su hijo, cada uno tiene su forma pero todos son una misma familia, una esencia, creados para una única y gran misión. Pero en esta famosa familia de Nazaret he decidido simplificar los rostros al máximo para que cada uno se busque en San José dudando de todo y asustado, María sintiéndose incapaz, Jesús indefenso y perseguido...


El Arcángel Gabriel los abraza a todos con sus alas de espaldas y recoge toda la composición, integrándose en el misterio sin ser relevante y al mismo tiempo esencial.

Por último, unas flores surgen del manto de la Virgen enmarcando la composición como si fuera el portal , el pesebre, la vara de San José llena de flores porque él es el elegido para María.


Y así, paso a paso se da forma a cada pieza y adquieren un sentido profundo, porque eso hace el arte, no es solo decoración o estética, es belleza, profundidad, amor, pasión, luz, libertad...

«Día de extraordinaria alegría es la Navidad. Esta alegría ha inundado los corazones humanos y ha tenido múltiples expresiones en la historia y en la cultura de las naciones cristianas; en el canto litúrgico y popular, en la pintura, en la literatura y en el campo del arte» (Mensaje Urbi et Orbi, Navidad de 1997).




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